23.7.12

El Sahara Occidental y el dilema marroquí

Nota del traductor
Lo que sigue es la traducción al español de un artículo que ha tenido bastante éxito en los sitio web saharauis en lengua árabe. Por su importancia y por la relevancia de su autor, divulgamos su traducción.

Su autor, Abderrahim Buaida, terminó sus estudios de Derecho en la Universidad de El Cairo y, actualmente, es profesor de Derecho de la Universidad de Marraquech. En las pasadas elecciones marroquíes de 2011, ha sido candidato por Gleimim, por un partido palaciego conocido con el nombre de Partido del Progreso y el Socialismo, cuyo líder, Nabil Benabdellah, fue el Ministro Portavoz en anteriores gobiernos y, actualmente, es ministro de la vivienda en el gobierno de Benkirane.
Abderrahim Buaida, es un habitual columnista de un portal electrónico muy vinculado a la región de Wed Nun. Ese portal, a menudo, ha sido acusado por el Majzen de propolisario.
Para refrescar, un poco, la memoria del lector, conviene traer a colación el gran poema de Beibbuh, cuando, saludando a las gentes de las ciudades ocupadas, dice aquello de:

“….Desde La Güera hasta El Aaiún
Y a los que os quiero decir,
De El Aaiún a Gasbet Uaärún,
Velad por vuestro porvenir”

Es decir, el recorrido poético de Beibbuh, por el Sahara Occidental, termina en Gasbet Uaärun, Kasba que se encuentra en la región de Gleimim, en la desembocadura de Wed Nun. Si lo desea, aquí tiene un vídeo de youtube con la presentación del Sr. Buaida en la Campaña electoral marroquí de 2011 por Gleimim: http://www.youtube.com/watch?v=CtkpJM5Q0-s
Aquí, otra intervención pública pero ésta ya más prosaica: http://www.youtube.com/watch?v=3AbpM1j-Zpk&feature=related



El Sahara Occidental y el dilema marroquí

por Abderrahim Buaida

El empeño de la ONU en mantener la confianza en su Enviado al Sahara, ha puesto a Marruecos en un gran dilema político, porque la retirada de confianza llevada a cabo por Marruecos, a través de una errónea lectura del equilibrio de fuerzas y de las posiciones de los grandes países, con excepción de Francia, ha dado como resultado, tal retirada de confianza, una situación jurídica extraña.

La retirada de confianza, tal y como reiteran los políticos marroquíes, es una decisión soberana y, por tanto, debe llevarse a sus últimas consecuencias, consistentes en el abandono del proceso de negociaciones, al menos, mientras el Enviado onusino, no se comporte de modo neutral e imparcial, como alega la diplomacia marroquí.

En consecuencia, la vuelta a la mesa de negociaciones, sería una rendición, implicaría la aceptación de la status quo que había sido rechazado con anterioridad. Ello sería una paradoja inaceptable y no justificable, puesto que Marruecos ha reiterado, en más de una ocasión, que las posiciones del Enviado onusino son sesgadas de modo notorio.

La decisión soberana que ha adoptado Marruecos en una, poco elaborada, estrategia, procede de la misma y antigua noción sobre la que se había fundado todo el dossier del Sahara, desde su comienzo. Esa noción consiste en que Marruecos entabla negociaciones internacionales, sobre una región, a la que considera como marroquí, y sobre la que ejerce su soberanía. Todo ello, cuando la realidad del hecho es bien distinta. Y la realidad es bien distinta porque el concepto de soberanía aludido, no le ha sido reconocido, a Marruecos, ni por las NN.UU ni por los grandes países, incluido el tradicional aliado francés. Ello es así, porque en virtud de los famosos Acuerdos Tripartitos de Madrid, España, había transferido, a Marruecos, la administración del territorio mientras se alcanza la autodeterminación del pueblo saharaui, mediante la integración en Marruecos o la separación de Marruecos. Pero esto, aún no se ha llevado a afecto.
En consecuencia, la única lectura, coherente con las resoluciones de NN.UU y del Consejo de Seguridad, habla de integración y no habla de recuperación de una parte del territorio nacional sobre el que cabe actuar con libertad. Y esto nos remite, directamente, hacia la decisión de retirar la confianza y cómo interactuar con esa decisión mientras Marruecos se mantenga apegado a su rechazo al Enviado de la ONU.
¿Repetirán los estrategas marroquíes el mismo incidente de Aminetu Haidar? Recordemos que Aminetu Haidar fue expulsada, también, bajo la excusa de una decisión soberana que la acusaba de traición, decisión que fue bendecida por los partidos políticos y por la sociedad civil y cuyo resultado final fue algo así como arrojar esa soberanía al vacío, cuando Aminetu Haidar consiguió entrar, bajo una fuerte presión de una Comunidad Internacional consciente de que el problema tiene que ver con un conflicto aún sin resolver y que el territorio, al que Aminetu Haidar quería volver, era una zona de su patria, cuyo estatuto jurídico aún pende legalmente. No pudiendo, por tanto, quien lo administra, Marruecos, impedir el regreso de un ciudadano a su territorio...
Ahora, el cuento se repite otra vez. Pero esta vez con un Enviado de la ONU. El simple hecho de que Ban Ki Moon mantenga su confianza en ese Enviado, implica que la decisión marroquí, de retirar la confianza, ha sido una decisión mal calculada y precipitada. Y, a su vez, pone relieve la incapacidad de Marruecos para controlar el territorio que administra políticamente, porque detrás de la retirada de confianza se esconde el miedo a la anunciada visita del Enviado onusino al territorio. Ese miedo, revela que después de 35 años, Marruecos, no ha podido reforzar su presencia social en el Sahara ni ha podido ganar la batalla de la confianza de los habitantes del Sahara y que sus élites electorales e institucionales que emplea en sus iniciativas, dentro de la región, no disponen, tales élites, de un programa fuerte capaz de enfrentarse al activismo pro derechos humanos o pro separatista dentro del Sahara. Activismo que, por cierto, ha sido alimentado por el propio Marruecos, a través de sus erráticas políticas de acercamiento, basadas sobre todo en el clientelismo, la compra de voluntades y la conversión de una parte del pueblo del Sahara en mendigos e informantes para beneficio de una autoridad que ha sido incapaz de emplear la sociología para la comprensión de la cultura de un pueblo nómada, que se ha encontrado, a sí mismo, ante el reto de asumir unos cambios culturales para los que no estaba predispuesto psíquica y culturalmente.
La política de repatriación de toda una generación de niños y de jóvenes, hacia el norte de Marruecos, para hacerles perder la oportunidad de la educación, perseguía asimilarlos y ponerlos al servicio de la lógica imperante, antes de que piensen en el futuro que la ciencia garantiza en todos los países. Esa errónea inversión denominada “Jóvenes de Hassan II” no ha sido la única. Le ha seguido una política sistemática de exclusión de todo elemento saharaui y su presentación bajo los estereotipos de analfabeto y mercenario, lo que ha creado un profundo abismo entre los saharauis y los marroquíes. Abismo que sigue agrandándose hasta la actualidad, mediante la reducción de todo lo saharaui a los clichés de los camellos, la arena, el folklore y las charlas de té ............. Mientras, el Sahara de los valores, de la cultura y de las costumbres, ha sido apartado y neutralizado porque supone una parte de una identidad que, el Estado marroquí, trabaja por ocultar, porque es un factor de especificidad y excepción.
Para Marruecos, el problema fundamental en la cuestión del Sahara, es la ausencia de democracia. Ello es así, porque el planteamiento histórico mismo sobre el que se apoya Marruecos para reivindicar el Sahara ya no se adapta a los cambios a nivel local e internacional. Porque la relación de Marruecos con el Sahara, como se dice oficialmente, es una relación de vasallaje “beiya”. Y este es el único argumento que tiene Marruecos y que lo ha expuesto, apoyado por las manifestaciones de determinadas tribus saharauis, ante la Corte Internacional de Justicia. La relación de vasallaje “beiya” es una relación personal, que nace de la relación de algunas tribus del Sahara con los sultanes alauitas. Este planteamiento histórico ya no puede, hoy, enfrentarse a un dossier regido por resoluciones internacionales que hablan de la legalidad internacional y del derecho de los pueblos a la autodeterminación. Por lo que este planteamiento es un planteamiento cambiante y no inmóvil, desde la consideración de que el vasallaje no se hereda y si se hereda es susceptible de ser rechazado dentro del marco de la libertad de la persona y sus derechos y, especialmente, si nos mantenemos alejados de las interpretaciones religiosas en la que se apoyan algunos para interpretar el vasallaje....
Este planteamiento sobre el que Marruecos ha edificado su reivindicación del Sahara, no ha sido reforzado con otras actuaciones aún después de 35 años de presencia sobre el territorio. O lo que es lo mismo, llevar la relación de los saharauis con el Estado marroquí, desde una relación privada, basada en el vasallaje, a una relación institucional, basada en los valores de la democracia y la interrelación con unas instituciones estatales, elegidas democráticamente. Posiblemente, aquí radica el error que aún pervive y que aún reproducen los intelectuales y los políticos que reivindican la marroquinidad del Sahara antes de que intenten implementar un nuevo proyecto social para las relaciones de los saharauis con el Estado marroquí. Y así, cambiar esa vieja relación que ha sido incapaz de convencer a las nuevas generaciones, salidas de las universidades, porque no está basada en una auténtica democracia.
Ahora, la región en disputa está expuesta a toda clase de avatares y Marruecos ya no es capaz controlar el timón del conflicto, a la vista de la acumulación de errores, y aunque sus élites han fracasado, Marruecos, sigue apostando por ellas en esta etapa. Su discurso, también, ha fracasado y todo cuanto revelan sus canales de TV, de ausencia y censura de voces saharauis nuevas, es una prueba de que el Estado marroquí persiste en su empeño de exhibir, o a quienes hablan en nombre de los saharauis por representación ilegal o, en el mejor de los casos, presentando unas voces bastante débiles para, así, esparcir el polvo sobre El Aaiún y en los ojos del nuevo gobierno dirigido por un partido islamista que no ha captado el peso del dossier y, sobre todo porque está decidido a ser fiel a lo llevado a cabo por anteriores gobiernos, en el Sahara, en toda clase de prácticas de exclusión y marginación.
Los ideólogos que idearon el CORCAS, son incapaces de responder a una pregunta que ha resucitado como consecuencia de una nueva constitución que lo ha regulado todo, menos el CORCAS, que ha abierto un debate nacional en todos los asuntos, desde la judicatura hasta ‘La Baraca’, y ha mantenido la boca cerrada en lo que se refiere a la autodeterminación de una región sobre la que nadie desea abrir un pequeño debate, en una televisión marroquí, y menos un debate nacional. Y ello, a pesar de que el Sahara representa la esencia de la legalidad en el estado marroquí. Pero parece que aquí hay algunos que necesitan complicar el expediente unos años más, con la excusa de la tan manida unidad territorial… Christopher Ross o quien que sea que sea el Enviado de la ONU, entienden sólo de una cosa, porque sus Informes no se hacen de la nada. Por tanto, aquellos que han pedido su traslado, también, deben pedir el traslado de la democracia hacia el Sahara y la liberación de todos los presos políticos.
No resulta muy lógico, por lo demás, comparar entre un Estado que enarbola la democracia y se jacta de una nueva constitución que ha obrado cambios profundos, con un Movimiento que no dispone más que de la voluntad de su liberación de un ente al que considera colonial, y que sobrevive en unos humillantes y vergonzosos campos de detención, según el guión oficial establecido desde hace 35 años, sin preguntarse porqué esos detenidos se mantienen en esas condiciones miserables y no salen corriendo en pos de alcanzar el paraíso democrático marroquí. Y es que no hay ninguna persona sensata, en este mundo, que rechace el paraíso sino es a cambio de alguna otra cosa de igual naturaleza escatológica o mundana.
Si se tratara de detenidos, como afirma el Estado marroquí, porqué no se insiste en celebrar un referéndum para, al menos, liberar a esos detenidos de la vida en los páramos de Rabuni, La Hamada y Tinduf. Por lo que respecta a quienes sí se encuentran sobre el terreno, no creo que se les puede comparar con aquellos, puesto que disponen de todo, según el Estado marroquí, y su participación del 99.99% en el referéndum constitucional es la mejor prueba de su convicción y amor por Marruecos, según los boletines del Ministerio del interior marroquí. Así el referéndum es, únicamente, para las víctimas de esos humillantes y vergonzosos Campos...... Porqué tanto miedo al referéndum?.

Abderrahim Buaida, Profesor de Derecho en la Universidad de Marraquech.

Traducción de Haddamin Moulud Said.
Ibnuabirabiaa(at) yahoo.es

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