29.3.10

El sospechoso Grupo de Amigos del Sahara

por Haddamin Moulud Said

Todo Enviado Personal de la ONU, para el Sahara Occidental, ha de escuchar, durante su labor de búsqueda de una solución, al POLISARIO, Marruecos, Argelia y Mauritania. Y, además, tiene que escuchar a eso que se conoce con el eufemístico nombre de “Grupo de Amigos del Sahara”. A saber, USA, U.K, Francia, Rusia y España. Pero la mera existencia de este grupo es altamente sospecha.
Fijémonos en su composición. Qué pinta, en este conflicto, Rusia que no lo pinte China? O qué vínculos, con el conflicto, tiene Inglaterra que no los tenga Portugal?. Cuatro países de ese grupo son miembros permanentes del Consejo de Seguridad. O sea, son miembros del órgano ejecutivo de NN.UU.
Y cuál es su misión? A juzgar por lo que reflejan las informaciones disponibles, ese grupo de países opera como si fuera un órgano o una asamblea legislativa que debate y aporta su visión al texto refundido que luego –vía Informe del Secretario General- va a guiar la acción del órgano ejecutivo, o sea, del Consejo de Seguridad. O dicho de otra forma, el Enviado Personal, para elaborar su informe, se reúne, por un lado, con los contendientes y sus vecinos y, por otro lado, se reúne con un cuerpo ajeno al conflicto para configurar la posición de la comunidad internacional. Una vez elaborado ese informe, lo transmite al Secretario General y éste lo presenta al Consejo de Seguridad. La pregunta clave es qué dicen esos Estados al Enviado Personal que no puedan decir dentro del Consejo de Seguridad? O planteada de otra forma, qué necesidad tienen esos Estados de comparecer por partida doble ante un mismo conflicto? Muy sencillo: decir, a extramuros del Consejo de Seguridad, lo que no podrían decir dentro.
Para abordar las posibles soluciones, el Enviado Personal, escucha a las dos partes y sus dos vecinos. Pero es a todas luces evidente que la pieza clave de toda solución no es lo que las partes en litigio puedan aportar, lejos de ello, la pieza fundamental la componen las medidas o el enfoque que la comunidad internacional esté dispuesta a ofrecer al conflicto. Un ejemplo aclararía mejor estas ideas: porqué el capítulo sexto y no el séptimo? Porqué el Consejo se limpia las manos del asunto, dejando su solución a lo que el agresor y la víctima acuerden libremente? Estas son las piezas claves de toda solución y no lo que los contendientes quieran o puedan hacer. Es decir, más que lo que las partes puedan ofrecer, lo fundamental, es el papel que la Comunidad Internacional esté dispuesta a asumir para resolver el conflicto. Y es aquí donde se explica ese interés de algunos Estados por comparecer, por partida doble, ante este Conflicto. Son ellos, cuando actúan fuera del Consejo de Seguridad, quienes perfilan y liman la carga de responsabilidad que la Comunidad Internacional está dispuesta a asumir para resolver el conflicto. Y ahí, libres de toda atadura institucional, descargan sus intereses estatales, esta vez, muy alejados de la legalidad internacional a la que están obligados a defender, cuando vuelven a entrar en el Consejo de Seguridad.
Una lectura más reposada de los Informes de Van Walsum, tamizados por Kofi Annan y presentados, luego, al Consejo de Seguridad, arroja datos muy elocuentes. En todas sus giras por Washington, Londres, Moscú, París y Madrid, los Enviados Especiales, han escuchado la misma preocupación: Rechazo firme, por parte del Consejo de Seguridad, de una solución no basada en el consenso.
Hablan en nombre del Consejo de Seguridad sin estar dentro del Consejo de Seguridad. Es lo que decíamos más arriba: sin guardar la compostura, en sus cómodas capitales, airean unos intereses estatales muy alejados de la legalidad internacional.
Esa es la mayor aportación de este “Grupo de Amigos del Sahara”, más bien enemigos, que se repite en todos los encuentros con los Enviados Especiales.
Así, la Asamblea General, la IV Comisión y la propia Carta Fundacional de la ONU, pueden decir misa. Quienes definen el estado de ánimo de la Comunidad Internacional y quienes deciden lo que se debe o no se debe hacer, lo hacen desde fuera de los órganos legalmente establecidos.
Ellos son los responsables últimos de la grave desviación de las Resoluciones del Consejo de Seguridad en el caso del Sahara Occidental. Son ellos, los que mueven la palanca para que la solución al conflicto del Sahara Occidental, en lugar de discurrir por los cauces legales, lo haga por los cauces políticos. Son ellos quienes, en definitiva, alejan la posibilidad de que el Consejo de Seguridad abra el capítulo séptimo.

Haddamin Moulud Said (ibnuabirabiaa@yahoo.es). Valencia (España)
29.03.10
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